"...La obra de Ariana también implica al gesto que aparece en la recolección y selección -como un pequeño gran trabajo de arqueología urbana/barrial- a partir de recorridas por los alrededores de la casa y en los registros previos de los mobiliarios similares fotografiados en su contexto de emplazamiento. La recolección se vuelve una pequeña curaduría de los objetos encontrados, esas individualidades que van a pasar a formar un todo. Esos restos del descarte devienen en dispositivo; restos que, por otro, lado funcionan como vehículos de memorias, memorias anónimas dando lugar a  una nueva capa de sentido en este mobiliario creado por Ariana. Los descartes constituyendo también la identidad del territorio.

El espacio público como lugar de conflicto, de diálogo, de tensión. El banco, como un mobiliario para el descanso, pensado para el encuentro, la charla. Un objeto disruptivo que genera una cierta tensión entre un espacio pensado para transitar y un objeto que invita a quedarte. La quietud versus el movimiento. 

Ariana toma posición en relación al significado de lo público en el espacio urbano. A través de un objeto concreto señala un vacío: el sitio de encuentro, hace visible esta ausencia en las veredas. El espacio público entonces como un espacio político, el dispositivo creado por Ariana toma posición y activa un sitio, pone en valor la conducta, lo convierte en lugar posibilitando el encuentro con otrxs, desde lo afectivo, la comunicación o el conflicto, pero sin duda, invita a que nos pensemos en colectivo, el banco tiene lugar para más de una persona..."

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Carolina Montero

curadora